
Debo haber tenido unos 10 años cuando ví por primera vez
Star Wars. Después de un larga fila que recorría la galería y la calle Barros Arana, logramos acceder al antiguo
cine Regina de Concepción con nuestras sufridas entradas en la mano. Qué importaba que los únicos espacios disponibles eran los pasillos y que ibamos a tener que sentarnos allí. A nuestra nerviosa alma de niños ilusionados no le importaba aquello. Eran detalles. Ibamos a ver Star Wars, no importaba nada más.
Aún recuerdo la impresión que provocó en mí aquella obertura con la monumental música de
John Williams y los clásicos textos amarillos en perspectiva. Los aplausos de la concurrencia con las hazañas de los héroes protagonistas, aquel grandioso y épico final con los vítores de la rebelión triunfante, son recuerdos infantiles que me han acompañado durante toda la vida.
Hoy , gracias a la noble ayuda del DVD, nuevamente he vuelto a ver aquel memorable film, y esta vez , junto a 2 de
mis hijos . Estos retoños míos son, al igual que su padre, seguidores de las aventuras del mundo de los Skywalker y de Darth Vader, sin embargo hoy por primera vez veían el episodio inicial de la saga. Aunque tuve que explicarles muchas cosas, disfrutaron cada momento de la película. Apagamos las luces del living , pusimos el audio a todo volumen. "- Estamos como en el cine Papá!- me decían felices.
Observaba sus rostros, de reojo, durante el desarrollo de la película. Los ojos atentos , la boca abierta en señal de evidente asombro, sus manos nerviosas recorrían cabeza, ojos y boca a medida que la emoción de la historia crecía.
Me ví reflejado en ellos. Me imaginé yo mismo , a casi 30 años de distancia, sentado en aquel pasillo del cine , disfrutando ayer al igual que mis niños en el tiempo presente . Me sentí , una vez más, feliz de poder tenerlos junto a mí y de compartir con ellos juegos , recuerdos, emociones y esta pasión por la magia del cine que junta generaciones , corazones y sueños.
Dedicado a mi padre.