Elegiste una hermosa tarde de Diciembre para partir.
Una tarde casi de verano, con un sol radiante y hermoso, tal como lo fue tú inolvidable sonrisa.
Hoy cuando tu brusca partida aún no termina de golpearnos, busco tu recuerdo en el baúl de mi memoria. Entre imágenes y momentos pasados, encuentro tú alegría y tú sonrisa.
Es que donde quiera que fueras o estuvieras, tu mágico reir y tú eterno buen humor, tomaban control de la situación, contagiando a los que te rodeaban.
Eras de aquellas almas hermosas, que la vida nos regala conocer. Aquellos especiales y benditos que van por este mundo, armados solo con su sonrisa a cuestas, alegrando todo lo que encuentran a su paso.
Tú presencia deja este mundo, querido Chaní, pero tú recuerdo se quedará para siempre en nuestros corazones.
Descansa en Paz.
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